SIBO, LA HINCHAZÓN ABDOMINAL TIENE SOLUCIÓN
No, la hinchazón permanente no es normal, ni los gases constantes, el dolor intestinal, el estreñimiento… No hay que acostumbrase a vivir con todos estos síntomas, ni conformarse con un diagnóstico de síndrome de intestino irritable y aprender a vivir con ello. En muchas ocasiones, detrás de todos estos síntomas encontramos el famoso SIBO (por sus siglas en inglés Small Intestinal Bacterial Overgrowth), que se define como el aumento de la carga bacteriana en el intestino delgado. La presencia aumentada de estos microorganismos en una parte de nuestro sistema digestivo donde no debería de haber tanta cantidad puede conllevar diferentes síntomas digestivos, como hinchazón y dolor abdominal, periodos de estreñimiento y/o diarrea, gases etc. Además, este aumento de microorganismos puede generar déficit de distintos micronutrientes, frecuentemente hierro y algunas vitaminas, causando otros síntomas y signos clínicos como pueden ser la fatiga, caída del cabello, debilidad en las uñas y/o piel muy seca, causadas por patologías secundarias frecuentes al SIBO como es la anemia.
Diagnóstico del SIBO
El problema reside en que el SIBO es muy difícil diagnosticar únicamente por la sintomatología del paciente, ya que la mayoría de los síntomas son comunes a otras patologías digestivas. Debido a ello en muchas ocasiones el paciente recibe un diagnóstico de síndrome de intestino irritable, y sus síntomas nunca mejoran. Es necesario cuando existe sintomatología digestiva y no se ha identificado ninguna causa clara, descarta el SIBO.
Existe una prueba no invasiva para identificar este sobrecrecimiento bacteriano, el test en aire espirado. En esta prueba el paciente toma un sustrato específico (denominado lactitol) y después va recogiendo muestra del aire de espirado cada cierto tiempo durante aproximadamente dos horas. Las personas no podemos metabolizar el lactitol, sin embargo, las bacterias de nuestro intestino sí pueden fermentarlos. Esta fermentación genera hidrógeno y/o metano (en función del tipo de microorganismo presente), que son transportados por la sangre y eliminados a través de las vías respiratorias. Por tanto, tras la administración de lactitol, el análisis de la variación de la concentración en el tiempo de estos gases en el aliento del paciente puede ayudarnos en el diagnóstico del SIBO. Es un test totalmente seguro y que el paciente puede realizar en su casa.
Los resultados de un test SIBO en ocasiones no son fáciles de interpretar, por ello esta interpretación debe ser realizada por el especialista, médico o nutricionista, junto a la historia clínica y personal del paciente. Para así, en función del resultado, valorar el tratamiento adecuado necesario para la erradicación del SIBO.
Causas del SIBO
Una vez detectado el SIBO, es muy importante investigar su posible causa de aparición. Si no encontramos y arreglamos la causa, es probable que el SIBO vuelva a aparecer, lo cual es frecuente en esta patología. El SIBO puede estar causado por diferentes situaciones o factores, entre las más comunes podemos encontrar:
- Disfunción del movimiento intestinal: El intestino delgado tiene un movimiento coordinado conocido como motilidad intestinal, que ayuda a mover los alimentos y las bacterias a través del sistema digestivo. Si hay una disfunción en este movimiento, como ocurre en condiciones como el síndrome del intestino irritable (SII), la enfermedad de Parkinson o la esclerodermia, puede favorecer el crecimiento excesivo de bacterias.
- Alteraciones anatómicas: Algunas anomalías anatómicas en el sistema digestivo, como las obstrucciones intestinales, las fístulas o los divertículos, pueden generar estancamiento de alimentos y bacterias en el intestino delgado, promoviendo su sobrecrecimiento.
- Alteraciones en la producción de ácido clorhídrico: El ácido clorhídrico, secretado por el estómago, tiene la función de eliminar las bacterias que ingresan al intestino delgado desde el estómago. Si hay una disminución en la producción de ácido clorhídrico, ya sea por el uso prolongado de medicamentos inhibidores de ácido o por trastornos como la gastritis atrófica, puede facilitar el sobrecrecimiento bacteriano.
- Uso de antibióticos: es una de las causas más comunes del SIBO. Los antibióticos son medicamentos diseñados para eliminar bacterias dañinas en el cuerpo, pero también pueden afectar negativamente a las bacterias beneficiosas que normalmente habitan en el intestino. Cuando se toman antibióticos, pueden eliminarse las bacterias intestinales normales y permitir que las bacterias resistentes o no deseadas se multipliquen en exceso en el intestino delgado. Esto puede desequilibrar la flora bacteriana normal y promover el crecimiento excesivo de bacterias en el intestino delgado, lo que da lugar al SIBO.
- Insuficiencia pancreática: puede debilitar la función de barrera y la digestión adecuada en el intestino delgado, creando un ambiente propicio para el desarrollo del SIBO.
- Presencia de otras condiciones digestivas como infección por Helicobacter pylori, celiaquia o parasitosis, pueden aumentar el riesgo al desarrollo de SIBO.
- Alteraciones en el sistema inmunológico: Un sistema inmunológico debilitado o comprometido, como ocurre en personas con enfermedades autoinmunes, VIH/SIDA o que se han sometido a trasplantes de órganos, puede predisponer al desarrollo del SIBO.
Estas son solo algunas de las posibles causas del SIBO. Sin embargo, es importante destacar que cada individuo puede tener diferentes factores contribuyentes.
Tratamiento del SIBO
El tratamiento del SIBO generalmente involucra una combinación de enfoques dietéticos y terapia farmacológica.
Antibióticos: Los antibióticos son una opción común para tratar el SIBO, ya que ayudan a reducir el crecimiento bacteriano en el intestino delgado. Los antibióticos más utilizados para el SIBO incluyen la rifaximina y la neomicina, dependiendo de qué gases se han detectado en la prueba. Estos medicamentos se toman durante un período específico de tiempo, según las indicaciones del médico. Es importante seguir el plan de tratamiento completo.
Cambios en la dieta: La dieta es una parte fundamental del tratamiento del SIBO. El objetivo principal es reducir la ingesta de alimentos que puedan alimentar el crecimiento bacteriano en exceso. A pesar de que no existe una dieta general para todas las personas que presentan SIBO, una de las estrategias más utilizadas es la dieta baja en FODMAP (fermentable oligosaccharides, disaccharides, monosaccharides, and polyols), aunque esta dieta no siempre es beneficiosa para todos los pacientes. Los FODMAP son carbohidratos que pueden ser fermentados por las bacterias intestinales y causar síntomas en personas con SIBO. No obstante, no hay una dieta específica para el SIBO, por lo que lo ideal es que un nutricionista especializado te personalize tu alimentación en esta etapa.
Probióticos: Aunque el SIBO implica un crecimiento bacteriano excesivo, algunos estudios sugieren que ciertos probióticos pueden ser beneficiosos. Estos probióticos específicos pueden ayudar a restaurar el equilibrio bacteriano adecuado en el intestino. Sin embargo, la elección de probióticos y cuando deben ser utilizados en el SIBO debe ser individualizada y supervisada por un profesional de la salud, ya que no todos los probióticos son recomendables en todos los casos.
Es importante destacar que el tratamiento del SIBO puede variar según la gravedad de los síntomas, los factores subyacentes y las necesidades individuales de cada persona. Por lo tanto, es fundamental trabajar en colaboración con un médico especialista en gastroenterología o un profesional de la salud capacitado en el manejo de esta condición.
Ana del Valle Cano. Licenciada en Biotecnología y Graduada en Nutrición Humana y Dietética.