PROBLEMAS E INTOLERANCIAS DIGESTIVAS, ¿QUÉ PRUEBA DEBO REALIZARME?
Los cambios en nuestro estilo de vida tales como el aumento del sedentarismo, el consumo de comida procesada y el ritmo de vida estresante, son algunos de los factores que han provocado que cada vez más sean las personas que conviven en su día a día con diferentes problemas digestivos. Suelen comenzar con pequeñas molestias de hinchazón abdominal o cambios del tránsito, pero en muchas ocasiones al no ser diagnosticados y tratados, pasan a formar parte del día a día de la persona. Debido a ello, ha aumentado la oferta de pruebas de intolerancias alimentarias que pretenden ayudar a los pacientes a encontrar y solucionar la causa de sus molestias. No obstante, a la hora de decidir qué prueba realizarse, hay que tener cuidado, ya que no todos cuentan con evidencia científica, y pueden, además de engañar al paciente, provocar otras consecuencias negativas.
PRUEBAS POCO FIABLES
Test de intolerancias a una gran cantidad de alimentos: Son las pruebas más demandados por el paciente ya que en un único análisis dan como resultado la supuesta tolerancia o no a una gran cantidad de alimentos. Se basan en la presencia en sangre de anticuerpos tipo IgG específicos frente a estos alimentos, indicando normalmente con una escala de colores rojo/amarillo/verde la supuesta tolerancia del paciente a estos alimentos. El problema recae en que estos anticuerpos IgG son generados por nuestro cuerpo de forma natural ante la exposición de alimentos, y no necesariamente cuando un alimento nos sienta mal. Por ello aparecerán con mayor frecuencia los más comunes en nuestra dieta, como los cereales, lácteos y algunas frutas/verduras, y además cuanto más variada sea nuestra dieta, mayores alimentos “no tolerados” aparecerán, debido a la mayor exposición.
Otras pruebas poco fiables, pero menos conocidas, asociados a las intolerancias alimenticias son el test Vega, ALCAT test, Iridología, Kinesiología frente a alimentos, test de la voz, análisis del pelo y test del pulso.
Estas pruebas, además del gasto económico que suponen para el paciente, pueden acarrear dietas restrictivas debido a la evitación de un gran número de alimentos, provocando déficit nutricionales o incluso malnutrición. Debido a ello, la mayoría de las sociedades sanitarias internacionales y de nuestro país desaconsejan la realización de estos test. Un ejemplo es el documento de posicionamiento del grupo andaluz de trastornos funcionales digestivos (GATFD) perteneciente a la sociedad andaluza de patología digestiva (SAPD) y el colegio profesional de dietistas-nutricionistas de Andalucía (CODINAN).
ENTONCES, ¿QUÉ PRUEBA PUEDO REALIZARME?
Lo recomendable es acudir a un profesional sanitario especializado para que estudie nuestro caso y pueda recomendarnos la mejor estrategia a seguir. A la hora de elegir el test hay que tener en cuenta la diferencia entre intolerancias y alergias alimentaria. Las intolerancias provocan los síntomas característicos de malestar digestivo (hinchazón, gases, problemas del tránsito) donde no interviene nuestro sistema inmune; mientras que las alergias alimentarias son provocadas por una reacción de nuestro sistema inmune ante un determinado componente del alimento, pudiendo provocar síntomas respiratorios, cutáneos y digestivos. En el caso de sospecha de una alergia a un alimento, debemos de optar por una prueba específica, como el test Prick o la medición de anticuerpos IgE en sangre, frente a ese alimento o familia de alimentos. En el caso de las intolerancias, hay diferentes pruebas de evidencia demostrada, que podremos realizarnos en función de la sospecha o diagnóstico que tengamos.
Test genético de intolerancia a la fructosa: La intolerancia hereditaria o primaria a la fructosa, es una patología metabólica de origen genético, causada por la deficiencia en la actividad de una enzima clave en el metabolismo de la fructosa, la Aldolasa B. Cuando la intolerancia a la fructosa es de origen genético, los síntomas digestivos comienzan desde la niñez, al incorporar en la dieta del niño alimentos con este azúcar (miel, frutas y verduras). Para confirmar el diagnóstico, se puede realizar la prueba genética de estudio del gen ALDOB. Si los síntomas de intolerancia a la fructosa aparecen de forma tardía en la edad adulta, se trata de una intolerancia secundaria a la fructosa ( la intolerancia es consecuencia de otro problema principal) siendo esta reversible, una vez detectada y solucionado el problema principal. Para el diagnóstico de la intolerancia secundaria podemos realizar el test en aire espirado del cual hablaremos más adelante.
Test genético de intolerancia a la lactosa: La intolerancia a la lactosa cada vez aparece en mayor número de personas en España, siendo la intolerancia primaria o hereditaria la más común. Cuando nacemos los niveles de lactasa se encuentra en su punto más alto y, gracias a ello, somos capaces de digerir la leche materna. Sin embargo, la actividad de la lactasa comienza a disminuir conforme pasan los años. Esta disminución está regulada por nuestros genes. Se puede determinar la susceptibilidad genética a esta intolerancia a través del estudio de diferentes polimorfismos en el gen MCM6. Además, como ocurría en el caso de la fructosa, si la intolerancia a la lactosa es secundaria, podemos realizar el test en aire espirado.
Test de intolerancia en aire espirado: Para estas pruebas se administra al paciente un líquido con el sustrato al que se sospecha que es intolerante (lactosa, fructosa, sorbitol o lactitol), a continuación se realiza una toma de muestras de aire espirado durante 3-4 horas, y se registra la sintomatología durante este tiempo. Se basan en medir la presencia o no de gases hidrogeno y metano en el aire espirado del paciente durante este tiempo. El cuerpo humano no es capaz de producir estos gases, por lo que la presencia de los mismos puede indicar que el sustrato está siendo fermentado por las bacterias de nuestra microbiota al no poder ser absorbido de forma correcta en el intestino, provocando la aparición de los síntomas característicos de intolerancias de gases, hinchazón, etc. Gracias a la medición de estos gases, estas pruebas además de detectar intolerancias alimentarias pueden ayudarnos al diagnóstico de otras patologías como el SIBO (sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado). Para estas pruebas es muy importante una correcta dieta los días previos y preparación del paciente, ya que de lo contrario podemos obtener falsos positivos. Así mismo la interpretación debe de ser realizada por un especialista.
Test genético de celiaquía. La enfermedad celíaca es una enfermedad inflamatoria crónica del intestino activada por la ingesta de gluten o proteínas relacionadas que se encuentran en el trigo. Se ha demostrado que una serie de genes localizados en la región génica del Sistema Principal de Histocompatibilidad contribuyen a esta predisposición genética. En la mayoría de las poblaciones estudiadas el 90-95 % de los pacientes son portadores del heterodímero HLA-DQ2. El resto de los pacientes (5-10 %) suelen portar un segundo heterodímero, HLA-DQ8. La presencia de los antígenos HLA-DQ2 ó HLA-DQ8 no son suficientes para el desarrollo de la enfermedad celíaca. De hecho, un 25 – 30 % de la población general son portadores de dichos heterodímeros, frente a más de un 95 % de los celíacos. Sin embargo, su presencia sí que aumenta notablemente (entre 50-100 veces) la probabilidad de ser celíaco. Debido a ello para el diagnóstico de celiaquía no basta con realizar la prueba genética, es necesario realizar de forma conjunta otras pruebas como la medición de anticuerpos IgA e IgG o la biopsia duodenal, así como la compatibilidad de los síntomas y la mejora tras la retirada del gluten de la dieta del paciente.
Ana del Valle Cano. Licenciada en Biotecnología y Graduada en Nutrición Humana y Dietética.
Bibliografía:
Test no validados de intolerancia a alimentos: documento de posicionamiento del Grupo Andaluz de Trastornos Funcionales Digestivos (GATFD) pertenecientes a la Sociedad Andaluza de Patología Digestiva (SAPD) y el Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de Andalucía. S Jiménez Contreras, et al. RAPD online 2018; 41(6):273-279.
Recomendaciones para la elaboración e interpretación de informes genéticos en enfermedad celíaca. Concepción Núñez1 y José Antonio Garrote. Rev Esp Enferm Dig 2018:110(7):458-461.