ESTE MÉTODO DE DIAGNÓSTICO DEL ALZHÉIMER RECUERDA A LAS HORMIGAS, PERO NO TIENE NADA QUE VER CON ELLAS
El alzhéimer sigue siendo una enfermedad sin cura. Sin embargo, en los últimos años se han encontrado tratamientos y terapias que mejoran mucho la calidad de vida de los pacientes, especialmente si se diagnostican en sus etapas más tempranas. El problema es que eso es bastante complicado.
Generalmente, esta enfermedad neurodegenerativa comienza a avanzar de forma silenciosa, de modo que para cuando el deterioro cognitivo hace saltar las alarmas el daño nervioso es ya muy grande. Se puede recurrir a los mismos tratamientos y terapias, pero los resultados no son tan buenos. Ocurre lo mismo con otras enfermedades neurodegenerativas, como el párkinson. De hecho, en esta se está empezando a estudiar la posibilidad de detectarla en etapas tempranas gracias a una mujer que fue capaz de oler los cambios de su marido muchos años antes de que este manifestase la enfermedad y recibiese un diagnóstico.
En el alzhéimer de momento no se ha visto el modo de hacerlo así. Por eso, sería interesante buscar otras formas de diagnosticarlo antes de que llegue ese deterioro cognitivo. Ya hay algunos métodos que podrían ayudar, pero son complejos. Por un lado, puede realizarse un escáner cerebral a través de tomografía de emisión de positrones (PET por sus siglas en inglés). El inconveniente es que esto es algo incómodo y, además, expone a los pacientes a la radiación. Si es necesario, no hay problema, pero no sería recomendable para cribados con cierta regularidad. Por otro lado, con los años se han descubierto algunos marcadores biológicos prometedores. El problema es que generalmente se necesita extraer líquido cefalorraquídeo mediante una punción lumbar y esta es una técnica muy invasiva y dolorosa. Ahora, en cambio, podría haberse descubierto una prueba mucho más sencilla, para la que solo es necesaria una muestra de orina. Rápido, sencillo e indoloro.
Mucho más que hormigas
El ácido fórmico, también llamado ácido metanoico, recibe su nombre de las hormigas (formica en latín) porque fue aislado por primera vez en 1672, al destilar una muestra de hormigas rojas (Formica rufa) machacadas. Dicho hallazgo fue obra del naturalista inglés John Ray, pero con su experimento solo había dado con una de las fuentes de este ácido.
A día de hoy se sabe que estos insectos lo producen como defensa, ya que es el causante del picor que causa la mordedura de algunas especies. Pero no solo procede de las hormigas. También forma parte de las sustancias defensivas de las abejas y se ha descubierto que pueden secretarlo algunas bacterias.
Se encuentra en lo vivo, pero también en lo inerte, pues en el año 2000 se detectó en la cola del cometa Hale-Bopp. Incluso forma parte de la capa de la atmósfera que está en contacto con la superficie de la Tierra, la troposfera. De hecho, parece ser que es responsable en parte de la lluvia ácida, aunque los motivos de que esto ocurra no están del todo claros. Hay quien apunta a que podría tener relación con el ácido fórmico de las hormigas del Amazonas, pero es algo que no ha podido demostrarse.
Ahora bien, dejando todo esto a un lado, el ácido fórmico también puede detectarse en el organismo de los seres humanos. Puede ser por varios motivos y ahora sabemos que uno podría ser la enfermedad de Alzheimer.
Ácido fórmico para detectar el alzhéimer
En investigaciones anteriores se ha descubierto que el formaldehído puede ser un buen marcador de alzhéimer. Sin embargo, las pruebas que se han diseñado para su análisis tenían mucho margen de mejora. Por eso, un equipo de científicos, cuyos resultados se publicaron recientemente, pensaron que podría ser interesante estudiar el papel como biomarcador de uno de sus productos metabólicos. Es decir, una de las sustancias que se generan cuando el organismo procesa ese formaldehído. Pensaron concretamente en el ácido fórmico. Ya existen pruebas para analizar los niveles de esta sustancia en orina, pues se suelen realizar a trabajadores que, por su profesión, están expuestos al formaldehído. Este puede llegar a ser muy tóxico a determinados niveles, por lo que es importante medirlo.
Desgraciadamente, con el tiempo se ha visto que el ácido fórmico no es muy específico para cuantificar esta exposición, ya que puede estar presente en el organismo por otros motivos. Y, precisamente, uno de ellos parece ser el alzhéimer.
Estos científicos lo descubrieron al analizar las muestras de orina de 574 personas, algunas sin ningún tipo de deterioro cognitivo y otras con alzhéimer diagnosticado en diferentes etapas. Observaron que los niveles de ácido fórmico eran significativamente más altos en los pacientes con alzhéimer que en los sanos. De hecho, fueron altos incluso en aquellos que tenían un deterioro cognitivo subjetivo en etapas muy tempranas, de modo que podría ser un marcador muy sensible para detectar la enfermedad en sus inicios.
¿Pero cuál es la relación?
Estos científicos, procedentes de varios centros de investigación chinos, planean continuar investigando con el objetivo de que el ácido fórmico pueda convertirse en un biomarcador útil para el diagnóstico temprano y no invasivo del alzhéimer. No obstante, para ello deben contestar primer a algunas preguntas. Por ejemplo: ¿qué tiene que ver esta sustancia con la enfermedad?
De momento, se ha visto que sus niveles aumentan en los pacientes de alzhéimer y que está relacionada con el deterioro cognitivo, pero falta establecer cómo se relaciona. Esa será la mejor forma de comprobar que, realmente, hay una causalidad y no solo una casualidad.
Además, aunque el número de participantes del estudio fue bastante alto, reproducir el procedimiento con más personas podría también apoyar esa causalidad. Mientras tanto, no queda otra que seguir atentos a los síntomas cognitivos. Cuanto antes salten las alarmas, mejor.
Azucena Martín Sevilla, Licenciada en Biotecnología