¿SABES CÓMO FUNCIONAN LOS TEST RÁPIDOS DE ETS?
Hasta hace un par de años, los únicos test rápidos con los que todos estábamos familiarizados eran los test de embarazo. Eso no quiere decir que no existiesen otros, pero sí que no estaban tan implantados en nuestro día a día. Sin embargo, la COVID-19 nos trajo con ella los test de antígenos, que en un principio solo podíamos realizarnos en un laboratorio, pero que hoy en día pueden comprarse en las farmacias por un precio muy asequible. Aun así, los laboratorios siguen realizando test rápidos que pueden decirnos en muy poco tiempo si padecemos afecciones como las enfermedades de transmisión sexual (ETS).
Vale la pena recordar que, en realidad, es más correcto el término “infecciones de transmisión sexual” (ITS), pues puede que haya infección, pero no se manifieste la enfermedad. No obstante, el término ETS está también muy extendido, por lo que se tienden a usar indistintamente.
Dejando eso a un lado, vamos a ver cómo funcionan los test rápidos para ITS y, en general, para muchas otras afecciones. Generalmente se basan en una técnica llamada “inmunoensayo de flujo lateral”, con la que se detectan partes concretas del patógeno que se busca o aquellos anticuerpos contra él que produce el sistema inmunitario después de la infección.
Lo que vemos en los test rápidos de ETS
Ya sean para ETS, COVID-19 o embarazo, en general los test rápidos se ven como un dispositivo pequeño de plástico en cuyo interior hay una tira de papel por la que se extiende un líquido por capilaridad. Este puede ser desde sangre hasta orina, pasando por un hisopado de células de cualquier mucosa, mezcladas con un líquido tampón.
Además, suele haber dos marcas, una de control y otra de resultado. En la primera debe aparecer una rayita siempre, ya que es la que indica que el test funciona correctamente, mientras que en la segunda solo aparecerá rayita si el resultado es positivo.
Lo que no vemos
Los inmunoensayos se basan en la especificidad de los anticuerpos por moléculas concretas. Sabemos que, cuando se produce una infección, inicialmente es atacada por la parte más inespecífica de nuestro sistema inmunitario. Si lo comparamos con un ejército, podríamos decir que inicialmente acuden soldados entrenados para enfrentarse a cualquier enemigo. Mientras ellos hacen lo que pueden para retener la infección, se entrenan otros cuyo único objetivo es acabar con ese enemigo en concreto. Se saben todos los trucos y son mucho más eficaces. Llegan tarde, pero terminan de hacer el trabajo sucio y, además, se quedan ahí por si el mismo enemigo decide volver. Es el motivo por el que difícilmente nos contagiaremos dos veces de enfermedades como la varicela. Y también es el mecanismo en el que se basan las vacunas.
En realidad, lo que ocurre es que esos anticuerpos específicos solo pueden adherirse a moléculas concretas, conocidas como antígenos. Y es en esa unión en la que se basan los inmunoensayos.
Lo que no vemos en la tira de papel de los test rápidos de ETS o COVID-19 son anticuerpos específicos, unidos a alguna sustancia coloreada. Por ejemplo, se suele usar oro coloidal, que tiene un color rojizo.
Estos anticuerpos unidos al oro están en la zona en la que se deposita la muestra y son específicos para lo que estamos buscando en ella. Eso puede ser una parte de un virus, como en los test de antígenos de COVID-19, una molécula no infecciosa, como con la gonadotropina coriónica humana en los test de embarazo, u otro anticuerpo. Por ejemplo, en los test rápidos de ETS, los anticuerpos marcados se unen a los anticuerpos que genera nuestro sistema inmunitario si tenemos la infección.
Vale, ya sabemos que los anticuerpos que había en la zona de muestra se unirán a algún componente concreto de la muestra. Pero, ¿por qué salen las rayitas?
Las rayas salen a causa de otros anticuerpos, que se encuentran formando una raya invisible a nuestros ojos en la zona de control y de resultados. Los que hay en la zona de control actúan como una especie de velcro, al que se unen proteínas específicas de la muestra que se está usando. Por ejemplo, si la muestra es orina, se unirán a algún componente que siempre esté en la orina. O, si hemos usado un líquido tampón, añadiremos en él alguna sustancia preparada para unirse a ese velcro. Además, en la zona de muestra también habrá anticuerpos marcados con oro, preparados para unirse a ese componente que debe estar siempre. Por lo tanto, cuando el líquido comience a ascender por el papel, siempre debe quedar algo pegado en la línea de control. Al llevar el oro unido, se formará la rayita roja que debemos ver siempre.
En cuanto a la parte de resultados, ahí hay otra línea invisible de anticuerpos que actúan como un velcro para la sustancia que estamos buscando y que solo estará en las muestras positivas. Si ese componente está en la muestra, cuando llegue a la zona de resultados se quedará pegado y se formará una segunda rayita roja. Si no, pasará por ahí sin pena ni gloria y no se formará ninguna línea. Entonces, el resultado es negativo.
¿Para qué sirven los test rápidos de ETS?
Los test rápidos de ETS sirven para hacer un primer cribado de una o varias infecciones de transmisión sexual. Si se sospecha de un contacto de riesgo con alguien que tuviese una ITS en concreto, se puede hacer un test solo para esa enfermedad. En cambio, si simplemente ha habido un contacto sexual sin protección, se pueden hacer test diseñados para analizar de una sola vez varias ETS, ya que tienen velcros para diferentes anticuerpos.
Si se obtiene positivo en alguno de estos agentes infecciosos, ya sí que sería recomendable hacer una PCR, mucho más sensible y específica. O, lo que es lo mismo, mucho más eficaz para detectar tanto resultados positivos como negativos.
Aun así, ese primer cribado puede aportar mucho antes tanto tranquilidad como un diagnóstico rápido. Ambas son cuestiones muy necesarias, tanto con estas como con otras muchas enfermedades.
Azucena Martín Sevilla, Licenciada en Biotecnología