LA PÍLDORA DEL DÍA DESPUÉS CONTRA ETS EXISTE, PERO TAMBIÉN CONLLEVA RIESGOS
Generalmente, cuando hablamos de la píldora del día después hacemos referencia a aquella que se toma después de una conducta sexual de riesgo para prevenir posibles embarazos. Nada tiene que ver con las infecciones de transmisión sexual, tradicionalmente conocidas como ETS (por las siglas de enfermedad de transmisión sexual). De hecho, para prevenir estas afecciones, el único método eficaz es el preservativo. El resto de anticonceptivos no evitan la infección. Ahora bien, ¿y si existiera una píldora del día después que previniese las ETS?
Esto, en realidad, no es algo tan raro. De hecho, ya existe esa pastilla. Al menos existe un fármaco conocido así de una forma más o menos coloquial. No obstante, no es tan maravilloso como parece, pues se tienen que tener muchas consideraciones en cuenta.
Esta píldora del día después es el Doxy-PEP, un fármaco compuesto por el antibiótico doxiciclina, que se administra después de conductas sexuales de riesgo de infección. Es decir, se usa como profilaxis post exposición. Los ensayos clínicos han demostrado que, efectivamente, puede prevenir ciertas ETS, como la gonorrea, la clamidia y la sífilis. Sin embargo, también puede conllevar riesgos, por lo que debe estudiarse mucho más en profundidad antes de poder garantizar su uso.
Así es la píldora del día después contra las ETS
En 2017 se publicaron los resultados de un estudio francés en el que se mostraba que la administración de doxicilina entre 24 y 72 horas después de las relaciones sexuales de riesgo puede reducir los nuevos casos de sífilis y clamidia en un 70%. En aquel ensayo clínico no se mostraron resultados relevantes en relación con la gonorrea. No obstante, más tarde se han llevado a cabo nuevos ensayos clínicos dirigidos a comprobar si también podría prevenirse esta enfermedad.
Las tres son enfermedades bacterianas, de ahí que un antibiótico pueda ser efectivo contra ellas. Sin embargo, la bacteria causante de la gonorrea, Neisseria gonorrhoeae, es cada vez más resistente a este y a otros antibióticos. Aun así, el uso de Doxy-PEP resulta más eficaz que las relaciones sexuales sin protección y sin profilaxis posterior a la exposición.
Eso es lo que muestran los ensayos clínicos, cuyos resultados preliminares se presentaron este mismo año. Y es una buena noticia, pero se deben tener consideraciones muy importantes en cuenta.
El mayor riesgo: las resistencias a antibióticos
De momento, los ensayos clínicos señalan que Doxy-PEP es bien tolerado por los pacientes y resulta eficaz para prevenir ciertas ETS de origen bacteriano. No obstante, aún se debe estudiar en mayor profundidad la posibilidad de que ocasiones resistencias a antibióticos. De hecho, no sería tan raro.
Como no paramos de escuchar en los últimos tiempos, las bacterias resistentes a los antibióticos se están convirtiendo ya en la gran pandemia del siglo XXI. Cada vez son más las muertes ocasionadas por infecciones que en un pasado no tan lejano podían tratarse de forma sencilla con antibióticos. Esto se debe, entre otros motivos, al mal uso que hemos hecho de ellos.
Los antibióticos son fármacos que atacan a las bacterias de formas muy diferentes. Resultan muy eficaces, pero tienen una limitación. Y es que las bacterias pueden aprender su modus operandi y protegerse de ellos. Muy grosso modo, podemos visualizarlo como una batalla bélica. Los ejércitos planean sus estrategias concienzudamente, por un lado para avanzar de la forma más eficaz posible; pero, por otro, para sorprender al enemigo. Si siempre actuaran del mismo modo, el otro ejército aprendería cómo defenderse en futuros encuentros. Y, por desgracia, eso es justo lo que hacen los antibióticos: atacar siempre del mismo modo. Por eso, la única forma de seguir adelante es dejar el mínimo posible de supervivientes.
Imaginemos ahora que decidimos tratar una enfermedad vírica, como la gripe, con antibióticos. Esto es algo muy común, por desgracia. Los antibióticos no le hacen ni siquiera cosquillas a los virus. Sin embargo, si hay algunas bacterias por ahí, aprenderán la estrategia de los antibióticos y se quedarán listas para cuando llegue su turno. Pasa lo mismo cuando no seguimos las pautas de administración y tomamos el antibiótico durante más o menos tiempo del recomendado. Y también si acudimos a ellos de forma crónica. Por ejemplo, en los últimos años se ha viralizado el uso cosmético de unas toallitas antibióticas dirigidas a tratar el acné. Estas deben ser pautadas por un dermatólogo y no formar parte de una rutina cosmética, ya que supone exponer a las bacterias de nuestro organismo una y otra vez a un antibiótico, hasta que se vuelvan resistentes a él.
Con las ETS de origen bacteriano puede pasar lo mismo. Si una persona que mantiene relaciones sexuales con cierta frecuencia decide tomar antibióticos continuamente para prevenir las infecciones, puede que llegue un momento en el que el antibiótico no le sirva de nada. Por eso, incluso si se llegase a dar luz verde al uso de Doxy-PEP, este no valdría para todo el mundo.
Solo personas muy expuestas a las ETS
El objetivo de los científicos que estudian este tipo de profilaxis no es dirigirla a la población general, sino más bien a aquella que tiene un gran riesgo.
Esto incluye a enfermos de VIH, ya que suelen estar más inmunodeprimidos. Pero tampoco a todos. Solo aquellos que mantienen relaciones sexuales con frecuencia y no tienen acceso a preservativos, serían susceptibles de recurrir a este fármaco.
Por eso, aunque eso de la píldora del día después para las ETS suene tentador, debemos recordar que no es tan maravilloso como parece. En primer lugar, solo sería útil para ETS de origen bacteriano. Hay muchísimas causadas por otros microorganismos, como los virus o los hongos. Y aquí, como ya hemos visto, los antibióticos no harían más que empeorar la situación.
En segundo lugar, dado que existe un gran riesgo de resistencias bacterianas a los antibióticos, solo quienes corran un gran riesgo deberían ser elegibles para su uso. Al fin y al cabo, con los fármacos siempre se debe valorar el balance beneficio/riesgo y en este caso los beneficios solo superarían a los riesgos en esas personas.
Para los demás, el preservativo sigue siendo la única opción. La prevención y la detección temprana de las ETS son fundamentales para su correcto tratamiento. Quienes se quejan de que puede ser incómodo, no son conscientes de lo privilegiados que son por poder acceder a él. Es algo en lo que vale la pena pararse a pensar.
Autor: Azucena Martín Sevilla, Licenciada en Biotecnología