TRASPLANTE DE HECES: UN TRATAMIENTO TAN ESCATOLÓGICO COMO PROMETEDOR
No estamos solos. Incluso si vivimos solos, trabajamos desde casa y apenas tenemos vida social, nunca estamos solos, porque millones de bacterias, virus y hongos viven continuamente con nosotros, en el interior de nuestro organismo. A pesar de que solemos dar connotaciones negativas a todos estos microorganismos, normalmente no nos hacen ningún daño. Incluso pueden ser beneficiosos. Tanto como para que en los últimos años, un tratamiento tan escatológico como el trasplante de heces se haya hecho con una gran fama.
Y es que, a veces, estas poblaciones de microorganismos que viven en nuestro organismos pueden desequilibrarse, disminuyendo los buenos y aumentando los malos. En ese caso, dejan de ser una compañía beneficiosa y pueden convertirse en responsables de multitud de enfermedades. Por ejemplo, en el caso de los microorganismos que viven en nuestro sistema digestivo, su desequilibrio parece estar ligado a enfermedades como la colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn. También se ha visto que este desequilibrio está íntimamente ligado a la proliferación de bacterias muy patógenas, como Clostridium difficile.
Justamente en los casos de infección por esta bacteria es en los que se han visto mejores resultados con los trasplantes de heces, aunque se están estudiando en otros muchos supuestos. A pesar de ser algo aparentemente sencillo, a los científicos les queda aún mucho por aprender sobre ello. Ahora bien, si con lo poco que se sabe ya se ha visto que es extremadamente prometedor, en unos años puede convertirse en la más escatológica de las revoluciones.
Ni flora ni microbioma: ¿Qué es la microbiota intestinal?
Estos microorganismos que viven con nosotros colonizan todo nuestro cuerpo. Los podemos encontrar en todas partes, desde la boca hasta la piel, pasando por los genitales o el sistema digestivo, entre otros.
El conjunto de todos ellos se suele conocer coloquialmente como flora intestinal, aunque no es un nombre correcto, pues no se trata de plantas. Puesto que son microorganismos, su nombre correcto es el de microbiota. Eso sí, no se debe confundir con el término “microbioma”, que hace referencia al material genético de todos ellos.
Dicho esto, cabe destacar que los microorganismos que viven en nuestro sistema digestivo tienen multitud de funciones. Por ejemplo, pueden ayudarnos a digerir los alimentos. Y también a combatir a otros microorganismos que sí son patógenos. Por eso es tan importante mantener ese equilibrio mencionado anteriormente. En el momento en el que los microorganismos patógenos superan a los beneficiosos, la cosa se complica, ya que no hay suficientes de los suyos para mantenerlos a raya.
¿En qué consiste el trasplante de heces?
El trasplante de heces es una técnica antiquísima. De hecho, hay textos médicos indios de 3.000 años de antigüedad en los que ya se habla del uso de heces para tratar enfermedades intestinales.
Con el paso de los años, otras muchas culturas se sumaron a este procedimiento, que se llevó a cabo de muchas formas. Generalmente consistía en dar de forma oral a los pacientes estiércol de animales como las vacas, en el caso de los indios, o los camellos, en el de los beduinos.
Se cree que si en algunos casos funcionó fue por la acción de la subtilisina, una sustancia producida por la bacteria Bacillus subtilis, que tiene efecto antimicrobiano. Dado que B. subtilis estaría en las heces de todos esos animales, no sería raro que atacara los microorganismos patógenos que estaban causando las enfermedades digestivas en humanos.
Ahora bien, todo esto era una lotería, en la que posiblemente habría más fracasos que aciertos. El concepto más cercano al actual del trasplante de heces comenzó a realizarse en 1958, cuando un cirujano llamado Ben Eiseman trató con enemas de heces a cuatro pacientes afectados por lo que entonces se conocía como colitis pseudomembranosa fulminante. Hoy en día se sabe que esta enfermedad la causa la bacteria Clostridium difficile y que suele estar asociada con un desequilibrio en la microbiota intestinal. También se sabe que se puede tratar con antibióticos. Sin embargo, dado que cada vez hay más bacterias resistentes, hoy en día se están explorando otras opciones, como aquel enema de Eiseman que, de hecho, dio muy buenos resultados.
Paso a paso del trasplante de heces
Para llevar a cabo el trasplante de heces, primero se toma una muestra de un paciente sano, se mezcla con agua salina y se filtra. El resultado de este procesado es el que se suele introducir en el intestino del paciente enfermo a través de un colonoscopio. No obstante, hay otras opciones. También se puede llevar hasta el estómago a través de una cánula o directamente introduciendo las heces en píldoras.
En todos estos casos hay algo importante que debe tenerse en cuenta. Y es que las poblaciones bacterianas en el intestino de una persona no tienen porqué dar el mismo resultado en otra. Es decir, puede que alguien esté completamente sano con una combinación de bacterias concreta. Pero que, al llevar esta a colonizar el intestino de otra persona, al interaccionar con los microorganismos que ya estaban allí, el resultado sea negativo.
Por eso, las últimas investigaciones apuntan a que se debería estudiar la selección concreta de bacterias que necesita un paciente y, en vez de hacerle un trasplante de heces completo, transferirle solo esas. De cualquier modo, esto es algo que debe estudiarse todavía más.
Casos curiosos
Aunque por lo general las aplicaciones del trasplante de heces son todas las que ya hemos visto, se está empezando a investigar con otros fines. Incluso hay casos reportados en los que se utilizaron para solucionar problemas más curiosos.
Por ejemplo, en 2020 un hombre belga recibió un trasplante de heces para curarse de algo conocido como síndrome de autocervecería. Esta es una enfermedad que se da en personas cuya microbiota tiene un alto contenido de levaduras capaces de fermentar los azúcares, del mismo modo que se hace con la cebada y la cerveza o la uva y el vino. Son personas que manifiestan síntomas de borrachera sin haber bebido ni una gota de alcohol e incluso pueden sufrir daños en el hígado siendo abstemios. Es un problema tan curioso como serio, que en este caso se trató con éxito gracias a un trasplante de heces. Así, las levaduras fermentadoras fueron desplazadas por las bacterias beneficiosas de las heces del donante y el paciente receptor pudo volver a hacer su vida.
También es muy interesante el caso de la leche materna aliñada con heces. Se trata de una investigación que se realizó en 2020 para evitar alergias en bebés nacidos por cesárea. Algunos estudios apuntan a que estos niños pueden tener un sistema inmunitario más inmaduro por no haber entrado en contacto con la microbiota vaginal de sus madres durante el parto. Por eso, se probó a tomar muestras de las heces de sus madres, si estas estaban intestinalmente sanas, diluirla y mezclarla con su leche materna. Fue un estudio muy pequeño, en el que participaron muy pocos bebés, pero los resultados fueron muy prometedores, por lo que se espera seguir haciéndolo en un futuro.
En definitiva, aunque tenga 3.000 años de antigüedad, el trasplante de heces es algo relativamente reciente, que aún se debe estudiar más. Pero ya está claro que tiene muchísimo potencial. Puede que tomar pastillas extraídas de las heces de alguien no sea muy agradable; pero, si el resultado es mejorar la salud o incluso salvar la vida, no hay escrúpulos que valgan.
Azucena Martín Sevilla, Licenciada en Biotecnología
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–https://accuesp.com/que-es-el-trasplante-fecal